5 trucos para huir de la ansiedad del emprendedor

¿Cuántas veces te has sentado delante del ordenador y al empezar a escribir has sentido una sensación de agobio? Eso se llama ansiedad y creo que lo hemos vivido todos los copywriters.

Bienvenido al club.

Ahora en serio. Después de tanto tiempo peleándome a nivel personal y profesional con ella, poco a poco he encontrado la manera de sobreponerme —en el 90 % de los casos—.

Si estás aquí es porque tú también la has sentido, pero no te preocupes porque quiero enseñarte cómo me enfrento yo a ella.

¿Me acompañas?

#1 Asume que sientes ansiedad

Y no pasa nada.

Mira.

Me llamo Carmelo Beltrán y muchas veces siento ansiedad cuando la situación me supera.

Y ya está.

Cuando asumes que tienes un «problema» —por llamarlo de alguna forma—, te armas de valor y de paciencia para enfrentarte a él.

Genial.

De hecho, una de las cosas que yo empecé a hacer en internet es compartir esta parte trasera para que cualquier persona pudiera sentirse identificada.

Quería que no solo vieran al copywriter que daba mucho por saco, sino también a la persona detrás que tiene problemas como cualquier otra persona.

Porque aunque no te lo creas, esa es la realidad de cualquier persona.

#2 Mira cómo estaba antes de que llegaras tú

¿Sabes cuál es uno de los motivos por los que sentimos más ansiedad? Queremos ser tan perfectos que nos bloqueamos.

Para este tipo de casos, yo empleo un truco que es un poco feo, pero que me suele funcionar.

¿Sabes en qué consiste?

En leer la página del cliente y ver cómo lo tiene montado hasta ahora. De esa manera pienso lo siguiente.

«Mira, Carmelo, ahora mismo la tiene así de mal. Todo lo que tú hagas va a ser para mejorar. Así que ahora te toca ver hasta dónde puedes llegar».

A mí, por lo menos, me funciona muchísimo. Y espero que contigo lo haga de la misma manera, la verdad.

¿Qué te quiero decir con todo esto? Que quitarte presión es un buen ejercicio de cara a conseguir resultados.

Disfruta del viaje.

#3 10 minutos libres

Este es el mejor consejo que te puedo dar, pero también es el más peligroso que te puedo aconsejar.

Jodido, ¿eh?

Mira.

Si sabes gestionarte bien, darte 10 minutos libres puede ser una alternativa única a la hora de desconectar de lo que tienes delante y de asegurarte de que puedes seguir dándole mucha caña.

Pero, ¿sabes cuál es el problema real en este escenario? Que si no tienes la mente bien puesta, puedes deconectar tanto que digas que no quieres seguir trabajando.

Desde luego, esa no puede ser una alternativa. Ahí gana la ansiedad.

Por eso te cuento que es tan importante que seas capaz de organizarte de cara a que esos 10 minutos libres sean un potenciador y no una zancadilla.

#4 Vuelve a un cliente que domines

Todos tenemos clientes con los que estamos más cómodos que con otros. Son cosas que pasan y con las que hay que trabajar.

Lo más habitual es que la ansiedad no llegue con ese cliente con el que te sientes el mejor —sería raro—, sino con el contrario.

Ese con el que por mucho que hagas experimentos no consigues resultados. Vaya por dios.

Al final el verdadero problema surge porque estás paralizado, no tanto porque sientas que estás estancado.

Así que vuelve atrás, disfruta un rato con ese cliente que dominas y aprovecha para tomar carrerilla.

Nunca subestimes el poder de la inercia.

#5 Igual hasta no es el día

¿Sabes cuál es uno de los problemas principales que tiene el emprendimiento? Que demasiadas veces te exiges mucho más de lo que debes.

Pero esto por una parte puede ser hasta bueno, ¿sabes por qué? Porque si siempre te estás exigiendo el 200 %, es posible que haya un día donde el 20 % sea suficiente.

¡Y no pasa nada!

Has emprendido para disfrutar de tu vida y para hacerlo con aquello que te apasiona. ¡Aprovéchalo!

Date la oportunidad de trabajar a tu ritmo y de la mejor manera posible.

Copywriter que estás leyéndome, vas a sentir ansiedad muchísimas veces… ¡y no pasa nada!

Todo esto te lo cuento porque cuando antes lo asumas, antes sabrás qué es lo importante es que des pequeños pasos a diario. Y a veces es tan fácil como sentarte a tomarte una cerveza en un bar.