Empecemos por lo único relevante: tu titular.
Se trata de la parte más importante de tu página de inicio porque de cómo lo escribas dependerá que tengas o no éxito.
Solo tienes 3 segundos para contarle a ese desconocido que entra en tu página cómo le podrás ayudar si se convierte en tu cliente.
Eso se traduce en una frase. El titular. O como me gusta llamarlo a mí, la promesa. Esa que le formulas a la persona que te ha encontrado y en la que le cuentas cómo le cambiarás la vida.
Esta promesa la debes alinear con las necesidades por las que tu cliente te ha encontrado. De un solo vistazo tiene que saber que eres la persona que necesita para ayudarle.
¿Una promesa directa o una promesa creativa?
Bienvenido a una de las grandes dudas del copywriting moderno.
Si me preguntas a mí, sin conocerte te diría siempre que eligieras una promesa directa. Sin embargo, encontrarás a otros copywriters que elijan la otra opción.
Cuando un desconocido entra en tu página web se aplica la regla de los 3 segundos.
Esto es, solo dispones de 180 segundos para contarle a la otra persona qué es lo que haces y asegurarle que eres la respuesta a su problema.
Con un copy de respuesta directa es mucho más sencillo hacerlo que con uno creativo. Con el segundo tendrá que desvelar los misterios de tus palabras.
Al final, la gente tiene poca paciencia y si eres capaz de contarle de un solo vistazo cómo le podrás ayudar, lo tendrás en la palma de tu mano.
La descripción es la convicción de la promesa
Vale.
Le has prometido a tu potencial cliente el oro y el moro.
¿Ahora qué?
El problema de dar tu palabra es que ahora tienes que cumplirla.
Así que la pregunta que te tengo que hacer es si estás preparado para ello.
Espero que sí. Pero también tienes un nuevo reto añadido.
Necesitas convencerle a él de que todo lo que le has dicho puedes cumplirlo.
Y aquí es donde entra en juego el valor de la descripción.
Tienes unas pocas líneas justo debajo de tu promesa para asegurarle de que todas tus palabras son reales.
¿Estás preparado para hacerlo realidad?
Si consigues que el desconocido te crea y que siga leyendo en tu página, lo tienes.
CTA
Este es el último paso.
Tu cliente potencial tiene que pasar a la acción. ¡Y tú has de convencerle!
Para ello tienes la herramienta mágica del CTA o de decirle qué demonios tiene que hacer a partir de ahora.
Pero claro, la clave está en construir una llamada a la acción que sea irresistible.
¿Sabes cómo hacerlo?