Sea cual sea el sector, los nuevos productos y servicios que alcanzan el éxito siguen este patrón tras su lanzamiento.
- Primero, los compran los innovadores. Son aquellas personas de un mercado determinado a las que les gusta ser los primeros en tener algo. Quizá ni siquiera necesiten el producto, simplemente lo quieren.
- Junto a los innovadores, en la curva de Moore se hallan los primeros adoptantes (no los adaptadores precoces, eso sería exactamente lo contrario). Los primeros adoptantes son aquellos que se pueden beneficiar de un nuevo producto y que están ansiosos por mantener su ventaja sobre el resto de la población gracias a nuevos productos y servicios.
- La mayoría precoz y rezagada exige unos protocolos, unos sistemas y una seguridad que los nuevos productos no suelen ofrecer. Innumerables artículos no llegan a alcanzar a este grupo en la curva.
- Completan la curva los tradicionales. No utilizan nada nuevo hasta que es tan viejo que lo que solían utilizar ha quedado obsoleto, es poco práctico o ya no está disponible.
La clave de esta curva es que son las ideas que se difunden las que tienen más posibilidades de éxito. Él utiliza el concepto de ideavirus.
Hay que diferenciar a los clientes. Encontrar el grupo que genera más beneficios, hallar el grupo con más propensión a transmitir, descubrir cómo desarrollar, hacer publicidad y compensar a cada grupo e ignorar al resto.
Las ideas extraordinarias tienen más posibilidades de difusión que las ideas que no lo son.