Historias que vendan

Las 4 claves persuasivas para construir una historia que venda —en todo contexto—

Cuando estaba en la universidad, leí un libro para niños que me cambió la manera de entender el mundo.

Ese libro era Momo, de Michael Ende. Una historia que trata un tema tan importante como la manera en la que gestionamos el tiempo.

Pero a diferencia de muchas otras obras donde lo plantea desde una perspectiva directa, en esta ocasión lo hace a modo de historia.

A modo de historia bien hecha.

Por eso todo lo que cuenta en esas páginas es algo que pasan los años y no se olvida, mientras que otros muchos temas pasan sin pena ni gloria por la mente.

Cómo contar una historia imborrable en solo 4 pasos

Momo es la historia de una niña extraña que llega a una pequeña ciudad y todas las personas la cuidan.

Al principio siempre tienen tiempo para ella, para ser felices y para hacer todo lo que les gusta. Sin embargo, con la llegada de unos hombres que visten de gris, todo cambia.

Comienzan a centrarse solo en su trabajo, dejan de lado todo lo que les motiva a nivel personal y Momo comienza a sentirse tan triste por lo que ve, que intenta cambiar la situación.

Con un planteamiento tan sencillo —aunque anda que no le daría Michael Ende al coco—, todos podemos entender una moraleja muy potente.

Pero… ¿dónde está la clave para contar una historia así y que aunque pasen los años no se olvide nunca?

#1 Simple

La historia de Momo funciona porque solo existe un tema principal: qué haces con el tiempo que tienes.

Alrededor de esa idea núcleo pueden orbitar otros temas secundarios, pero cualquier persona que esté leyendo la historia se está planteando cómo gestiona su tiempo.

Cuando construyas cualquier historia persuasiva, recuerda siempre elegir un tema pilar y que a partir de él se construya todo lo demás.

#2 Inesperado

Las primeras páginas de Momo plantean un escenario tan feliz que no te esperas que nada pueda venir a cambiarlo.

Sin embargo, la llegada de los hombres grises supone un punto de inflexión para todas las personas que viven en la ciudad.

Como lector, no te esperas de ninguna manera que eso pueda ocurrir. De hecho, sucede todo lo contrario. Mientras lo estás leyendo piensas que cómo puede estar pasando algo así.

Por lo que tu atención sobre la historia, los detalles y la emoción que te traslada es todavía más grande…

#3 Concreta

Momo no se centra en contarte cómo la humanidad gestiona el tiempo. Su único objetivo es mostrarte cómo unos personajes que tú ya has conocido lo hacen.

Cuando cuentes cualquier historia debes darle nombre, apellidos y rasgos a los personajes que la protagonizan.

Hablar de una masa de personas no nos genera ninguna empatía, pero cuando ya hemos conectado con esos personajes previamente porque podríamos ser nosotros o nuestros vecinos, todo cambia.

#4 Emotiva

El último ingrediente que tiene que tener una historia para que la recuerdes es ser emotiva.

Todas las historias e instantes que recordamos están rodeados de una gran carga emocional.

Con Momo has creado una serie de lazos con unos personajes que ahora lo están pasando mal y eres capaz de verte reflejado en su protagonista tratando de salvar la situación.

Cuando una persona está recaudando fondos y te cuenta la historia de alguien que lo ha pasado realmente mal, te pones en su pellejo.

Solo cuando eres capaz de empatizar y sentir que lo que le ha pasado al protagonista, de una manera u otra, podría ocurrirte a ti, generas esa sensación de conexión.

¿Por qué cuando pensamos que ha sucedido un atentado terrorista nos ponemos tan tensos y cuando nos dicen que ha sido un ajuste de cuentas respiramos?

Porque en el primero de los casos cualquiera podría haber sido la víctima, incluidos nosotros mismos. Pero en el segundo, jamás nos podría haber tocado.

Escúchame.

Con estos 4 ingredientes tienes la receta para construir historias que te den resultados de verdad.

Lo único que te faltaría sería sembrar esa manera de pensar que acabe convenciendo a tu cliente de dar el paso hacia delante.

Y, si quieres, de eso podemos hablar la próxima vez que nos encontremos.