¿Estás en condiciones de dar siempre lo máximo? Esta es la pregunta que me formulo a las cuatro de la mañana un viernes. Lo hago tras un día completo de mudanza y con una jornada cuyo panorama es el mismo. ¿Sí o no?
La respuesta es que no. Sin embargo, si algo aprendí ayer es que sí que estás en la obligación de dar lo máximo que las condiciones te permitan en cada momento.
Exígete el máximo siempre, pero escuchar tu contexto
Aunque me gustaría traerte hoy un post muy largo con esta reflexión, la realidad es que no tengo tiempo. He dormido escasas horas y me ha despertado de madrugada la responsabilidad, el dolor de espalda y la necesidad de airear mi cabeza.
Después de dar vueltas por mi casa —a la que le quedan pocos días— me he puesto a reflexionar acerca de lo duro que había sido la jornada anterior conmigo mismo.
Acabé muy cabreado con mi reflejo. ¿Sabes por qué? Porque como al despertar era consciente de que no era posible dar todo lo que tengo dentro, preferí no dar nada. Y yo no quiero ser de los que se rinden. Quiero ser de los que, pase lo que pase, siguen hacia delante.
¿Cuál fue mi error ayer?
Como te decía, mi error no fue no dar todo lo que tenía. Si esperaban más de doce horas de mudanza por delante, era evidente que no podría trabajar como un día al uso. Sin embargo, eso no es menester para rendirme desde el principio y dejar volar a mi responsabilidad.
El objetivo debiera ser como hoy. Una madrugada que me ha recibido en silencio y con los brazos en alto. Que me pide que trabaje todo lo que pueda hasta las ocho de la mañana, que es cuando el mundo vuelve a funcionar.
Así que nada. Te dejo por aquí. Una pequeña reflexión profesional que es todo lo que te puedo dar.
Sé tú mismo siempre.