¿Sabes por qué tus textos no convierten?
Porque no tienen estructura.
Escribimos y esperamos que algo funcione, pero el problema es que el cliente no está para adivinar.
Necesitas guiarlo, paso a paso, como si lo llevaras de la mano. Y para eso están las fórmulas de copywriting: herramientas infalibles para generar ventas.
Hoy te traigo cinco que son pura dinamita.
Pero no te emociones demasiado: si las usas mal, no valen para nada.
Tienes que dominarlas, adaptarlas, y exprimir cada gota de su potencial. Vamos con ellas.
Y si quieres empezar a profundizar en cada una de estas áreas, recuerda que puedes apuntarte a la lista de correo y cada día recibirás más y mejor contenido.
Índice de contenidos
1. PAS: Problema, Agitación, Solución
Esta es la reina de las fórmulas por una razón: funciona con todo.
Desde emails hasta páginas de ventas.
¿Por qué?
Porque toca donde duele.
Primero identificas el problema (ese que tu cliente no quiere reconocer pero sabe que está ahí), después lo remueves para que no pueda ignorarlo y, finalmente, ofreces la solución: tu producto.
Ejemplo:
- Problema: “Estás atrapado en un trabajo que odias.”
- Agitación: “Cada día que pasa, sientes que tu potencial se desperdicia. ¿Hasta cuándo vas a aguantar?”
- Solución: “Nuestro programa te ayuda a construir una carrera que amas. Empieza hoy y despídete del trabajo que te drena.”
Esto no es escribir, esto es golpear.
Cuando describes el problema mejor que el propio cliente, ganas su confianza.
Y cuando le das la solución, ya está preparado para comprarte.
2. AIDA: Atención, Interés, Deseo, Acción
Esta fórmula no falla.
Nunca.
Es un viaje directo desde “¿Qué es esto?” hasta “Toma mi dinero”.
Primero captas la atención (un titular impactante), luego despiertas interés, después creas deseo y rematas con una llamada a la acción irresistible.
Ejemplo:
- Atención: “Transforma tu vida en solo 30 días.”
- Interés: “¿Sabías que el 90% de la gente fracasa porque no tiene un plan?”
- Deseo: “Nuestro método probado ya ha ayudado a miles de personas como tú.”
- Acción: “Inscríbete hoy y empieza a cambiar tu vida mañana mismo.”
Conduce al cliente como si fuera un tren. No dejas espacio para dudas ni distracciones. Saben qué hacer en cada paso porque tú se lo has dejado claro.
3. FAB: Características, Ventajas, Beneficios
Aquí no se trata de hablar de lo que tu producto es, sino de lo que hace.
Las características están bien, pero las ventajas y beneficios son lo que realmente vende.
Ejemplo:
- Característica: “Este software organiza todas tus tareas en un solo lugar.”
- Ventaja: “Ya no necesitas usar múltiples herramientas.”
- Beneficio: “Ahorrarás tiempo y podrás centrarte en lo que realmente importa: tu negocio.”
Dejas claro no solo qué hace tu producto, sino cómo mejorará la vida del cliente.
Esto conecta directo con su deseo de cambiar algo: ahorrar tiempo, ganar dinero, tener más libertad.
4. Antes, Después y Puente (BAP)
Esta fórmula es oro puro.
¿Por qué?
Porque a todos nos gusta imaginar una vida mejor. Antes describes el problema, después pintas el futuro ideal y, finalmente, introduces tu producto como el puente que los lleva del punto A al punto B.
Ejemplo:
- Antes: “¿Cansado de gastar horas planeando tus comidas semanales?”
- Después: “Con nuestro servicio, tendrás un plan completo en cuestión de minutos.”
- Puente: “Prueba nuestra app hoy y simplifica tu vida desde ya.”
Creas una imagen clara del cambio que tu cliente quiere experimentar. Y lo mejor: le haces ver que tú tienes la solución para lograrlo.
5. Qué hay para mí (La regla de oro de Gary Halbert)
Esto no es una fórmula, es una mentalidad.
Tu cliente solo quiere saber una cosa: ¿qué gano yo?. Si cada frase de tu texto no responde a esa pregunta, estás perdiendo el tiempo.
Ejemplo:
- Mal: “Este curso tiene 20 horas de contenido.”
- Bien: “Domina una nueva habilidad en menos de una semana.”
Hablas directamente de lo que le importa al cliente: su beneficio. No de ti, no de tu producto, de él. Esto genera interés y elimina la desconexión.
Ahora que conoces estas fórmulas, tienes dos opciones: cerrar esta página y seguir escribiendo al tuntún… o usarlas para mejorar tus textos y vender como nunca. Tú decides.
Pero te lo advierto: leer no te hará vender más, aplicar sí.
Así que, ¿qué fórmula vas a usar primero? ¿PAS para tu próximo email? ¿AIDA para esa página que tienes pendiente? Ponte manos a la obra y dime cómo te va.
Si esto te ha ayudado, comparte este artículo.
Y si aún no estás en mi lista de correo, no sé a qué estás esperando. Allí te doy pepitas como estas cada día.