Cuando solo tenía 4 años y vivía en Lorca desarrollé una obsesión enfermiza por los trenes.
Aunque te cueste creerlo, esta ha sido una de las lecciones más importantes de copywriting que he aprendido en toda mi vida.
Índice de contenidos
La emoción de recordar a mi abuela, los trenes y el copywriting
Más allá de la obsesión en sí, lo más importante de aquel momento en mi memoria era que lo compartía con mi abuela.
Mira, cuando echo la vista hacia atrás soy capaz de recordar un montón de momentos que fueron de mi abuelo y mío, hasta que él faltó.
Sin embargo, con mi abuela siempre hubo más distancia y por ello cada uno de los momentos especiales que compartimos me gusta guardarlos con especial cariño.
Ella sigue con nosotros, pero el Alzhéimer se ha llevado más de ella de lo que le arrebatará la muerte.
De alguna manera, la mezcla de la pasión por los trenes, los recuerdos con mi abuela y de las emociones a acariciar con el copywriting dan lugar a este artículo.
Un nieto y una abuela que vuelan hasta el infinito
Cada día mi abuela me recogía del colegio y nos dirigíamos hacia nuestro destino: la estación de trenes.
Si te soy sincero, desconozco cómo comenzamos con esta tradición. Supongo que se debió al hecho de que ella venía y se marchaba en tren y que de alguna manera lo convertimos en nuestro lugar.
Tampoco te sé decir cuánto tiempo estuvimos yendo. Solo sé que en Lorca viví año y medio y que después me marché a Madrid.
Sin embargo, tuvo que ser lo suficiente como para que nos conocieran en la estación y me dejaran subirme en todos los vagones sin necesidad de comprar billetes.
Recuerdo que me hice amigo de los trabajadores de la estación y que me avisaban los días previos a las llegadas de los trenes más chulos y si este iba a quedar durante más minutos de lo normal allí, me dejaban montarme y conocerlo.
¡Me encantaba!
Después volvía a casa y le contaba a todos mis conocidos con toda la pasión que podía lo que había vivido y todos me escuchaban con atención.
Recuerdo que me brillaban tanto mis ojos que mi abuelo me preparó unas vías de cartulina que medían metros y metros y por los que jugaba por toda la casa.
Qué buenos recuerdos.
Cuando hablas con pasión…
Te escuchan más.
Esta es una de las máximas que he aprendido. Tanto basado en mi experiencia como en aquellos que me han magnetizado con sus palabras.
La pasión se contagia y consigue que te presten atención.
El ser humano es así. Si vemos a una persona vibrar, necesitamos vibrar también nosotros.
Por ello, cada vez que tengas que redactar un texto persuasivo trata de dejar parte de ti en el mensaje.
Es la mejor de manera de conectar.
Si para ti es poco memorable, imagínate para ellos.
Apunta estas 3 claves y pon en práctica esta técnica en tu copy
- Trabaja con pasión cada uno de tus textos.
- Aúna el motivo por el que a ti y a tus clientes os importa ese tema.
- Cada palabra que escribas debe contar. ¡Ve a por todas!
Ahora te toca a ti poner en práctica esta idea.
Si te has quedado con cualquier pregunta o cualquier duda, recuerda que tienes los comentarios a tu entera disposición para formularla.
¡Y que la escritura persuasiva llegue muy lejos!