Apple y Edision

Cómo Apple vendió ordenadores gracias a Edison

¿Cuántas veces te he podido decir en este blog que Apple es una auténtica genia de la publicidad? ¿Mil? ¿Dos mil?

No lo sé. Lo único que tengo claro es que hoy vengo a darte la misma tabarra de siempre. ¡Espero que estés preparado para ello!

Cómo utiliza Apple el Ethos en este anuncio

Mira si son —eran— espabilados con este anuncio.

Ojo.

Vamos a ponernos en contexto.

El producto que Apple está anunciando en este caso es el Apple II. ¿Recuerdas cuál era?

Era su segundo ordenador. Después de haber visto que podían tener un hueco, con este rompieron todos los esquemas y se asentaron como un jugador muy poderoso.

¿Por qué te cuento esto? Porque Apple era conocida, pero no tanto como puede ser ahora.

De hecho, en esa década la tecnología, los ordenadores personales y todo lo que ahora damos por supuesto, ni se daba por sentado ni era una necesidad de muchas personas.

Así que la compañía necesitaba una manera para llegar hasta su público.

El Ethos.

La táctica del Ethos prestado de Apple

Pero ¿su Ethos?

No.

El de Edison. Uno de los inventores más importantes de todos los tiempos.

Como usan su nombre y su imagen en el anuncio, parte de la reputación de esta personalidad se le pasaba a la compañía.

Ellos te estaban contando que si querías cumplir ese sueño de cambiar el mundo, no necesitabas ser una persona tan inteligente, comprometida o especial como Edison.

Te bastaba un ordenador.

Tu Apple II era como tener toda la mente de Edison en un solo dispositivo.

Ahí estaba la gracia.

Puedes tomar el Ethos de otra persona

¿Alguna vez te has preguntado por qué tantas charlas empiezan con la cita de otra persona?

Porque se te contagia su Ethos.

Si eliges de forma adecuada a esa persona cuyas palabras quieres que te representen, tienes la posibilidad de tener un mayor impacto en tu audiencia.

También existe el riesgo de que ocurra lo contrario, pero ahí está el juego.

Usa el Ethos a tu favor

Ahora que sabes qué es el Ethos y que has descubierto que se puede compartir, te toca ir un paso más allá.

¿Cómo?

Jugando bien tus cartas.

Elige con cuidado las personas a las que referencias y de qué manera arrancas cualquier texto que escribes.

Eso marca la diferencia.