Hola, me llamo Carmelo Beltrán y soy adicto a aprender.
Me encanta apuntarme a formaciones online y suscribirme a memberships sites donde extraer el máximo conocimiento.
De hecho, me enamoran otros temas alejados de mi profesión y adoro estudiarlos para después sacar conclusiones que pueda aplicar en mi día a día.
¿Tiene cura?
Espero que no.
Porque de mundos colindantes a tu sector profesional puedes obtener muchos conocimientos que te cambiarán la vida.
Aprende todo sobre aquello que te apasiona
¿Sabes cuáles son mis pasiones más allá de la escritura persuasiva?
La Filosofía, la Historia y la Tecnología.
La Filosofía me ayuda a aprender a pensar de manera lateral y eso se traslada a la hora de plantear una campaña de copywriting. Cuanto más comprendo a las personas, mejor resultado tengo.
La Historia te permitirá superar los errores del pasado y descubrir cómo personas han reaccionado a situaciones que pueden parecerse a la tuya.
Descubrir las maneras en las que un acto desencadenó unas consecuencias te ofrece una visión mucho más clara de cómo es el ser humano.
La tecnología es una pasión desde pequeño. Empezó con ganas de probar todos los videojuegos y terminó por convertir a los cachibaches y toquetearlos como algo que me da la vida.
Además, se trata de una herramienta muy potente que me ayuda a gestionar de una manera mucho más eficaz mis días a días. Yo las considero las llaves a la ultraproductividad.
Aprender sobre mis pasiones me devuelve la vida
Por mucho que emprendas y te dediques a tus pasiones te habrás percatado de que no todo es de color de rosas.
Hay momentos donde te faltan las energías, instantes donde necesitas impulsarte con un clavo ardiendo.
Cuando todo va bien, lanzarte a luchar por todos tus retos es fácil, pero los días más oscuros son aquellos en los que necesitas poner todo lo que tienes sobre la mesa para seguir hacia delante.
Y es en esos instantes en los que estoy derrotado cuando frenar un instante y darme 10 minutos para formarme sobre lo que me enamora marca más la diferencia.
Porque esos minutos de conocer un hecho que no había estudiado nada me da la fuerza para sonreír de nuevo y continuar mi camino. Tomar entre las manos un libro de Filosofía sé que será una aventura y comprar un cacharro nuevo e imaginarme el fin de semana con él es mágico.
Hace muchos años le prometí a mi abuelo que jamás dejaría de esforzarme y de aprender para ser alguien en el día de mañana.
Pues mira, abuelo, sigo al pie del cañón y esto acaba de empezar.