¿Sabes cuál fue una de las grandes sorpresas que me llevé del mundo de la escritura persuasiva?
Pensaba que todo sería mucho más serio.
¿Serio?
Sí. Serio. Profesional. Sí. Quizás esta palabra suena mejor.
Después de todo, aquí somos profesionales con negocios. Pensaba que eso de la ley siempre jugaría a nuestro favor.
Me di cuenta de que había mucho listo cuando mi segundo cliente desapareció del mapa o cuando tantos me solicitaron al principio trabajar en negro.
Por mucho que crezcamos, seguimos en un patio de colegio. Y si no lo haces bien, se reirán de ti.
Recuérdalo: tienes el derecho de cobrar por tu trabajo
Quieres cobrar por tu trabajo, ¿verdad?
Es normal.
Después de la enorme cantidad de horas que invertirás en sacar hacia delante los trabajos para tus clientes, como mínimo querrás una recompensa a la altura.
Creo que tú y todos estamos convencidos de ello.
Pero si no te pones las pilas desde el principio invertirán más horas persiguiendo a tus clientes que trabajando.
Y sí. Esto es un problema.
Así que hoy te vengo a dar una serie de consejos que seguro que te servirán para que todo este esfuerzo tenga mejor resultado.
Las dos alternativas que yo utilizo para cobrar mis servicios
Cuando llega un nuevo cliente le ofrezco dos alternativas:
- Pagar el 50 % antes y el 50 % después de la entrega.
- Pagar el 100 % antes de empezar a trabajar, con un descuento del 10 %.
Te aseguro que la mayoría de las personas elige la primera opción. Y esto es una maravilla. Tú te aseguras de que tu ingreso esté ahí desde el principio.
Trabaja tu presupuesto para conseguir el resultado que esperas
Otra de las claves que he aprendido con el tiempo es que es muy importante que en el presupuesto esté muy detallado qué entra en el trabajo.
Muchas veces tus clientes tendrán ideas de bombero y si no has dejado esto patente, se pensarán que está todo incluido.
Otro problema, amigo mío.
Cuando plantees el presupuesto detalla al máximo lo que está incluido dentro del precio y evítate cualquier malentendido de cara a futuro.