Tienes un mal día.
Te has despertado cansado, cabreado y con ganas de volver a la cama.
Pero sabes que tienes que escribir.
Así que ahí estás.
Frustrado.
En una espiral de pensamientos que solo te lleva a enfadarte más.
Tiene que haber otro método, ¿no crees?
Sigue leyendo y te cuento cómo puedes enfrentarte a los días malos.
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Copywriting: es técnica, pero tú tienes emociones
El copywriting es técnica.
Sé que te lo he repetido hasta la saciedad.
Y sé que estás pensando que entonces qué tienen que ver las emociones.
¿La verdad?
Muchísimo.
Porque aunque el copywriting sea técnica, tú eres una persona.
Y como persona tienes emociones.
¿No?
Al menos yo sí y me condicionan mucho.
Por eso sé que habrá días en los que te afectará a la hora de escribir.
Mañanas o noches en las que el papel en blanco se te haga un enemigo imposible de batir.
No eres un robot.
Tendrás que perdonarte y dedicarte al resto de cuestiones maravillosas que tiene la vida.
Pero para eso primero necesitarás aprovechar al máximo el resto de los días.
Julio: un mes en el que quise tirarme por la ventana
Menos mal que vivía en un bajo.
El mes de julio fue una auténtica locura para mí.
Han sido los 31 días más intensos de mi vida.
Mira.
Tuve que preparar una mudanza a la otra punta de España.
Recordé todos los fantasmas de ese niño que fui y que cada año y medio tenía que mudarse dejándolo todo atrás.
¿La razón? Una oportunidad que había encontrado mi pareja y a la que yo tenía la suerte de acompañar por ser autónomo.
Y yo pensaba que estaba bien.
Estuve trabajando y disfrutando de mi vida como siempre.
Sabía que me iría pronto, pero eso no me impedía estar feliz, pasarlo bien con mis amigos y tener buenas sensaciones con mi trabajo.
Entonces llegaron las cajas.
Ahí todo cambió.
En ese momento el mundo se me cayó encima.
Faltaba una quincena para la mudanza y me sentí vacío.
- No me salían las palabras.
- No tenía ganas de sentarme frente al ordenador.
- Ni siquiera tenía ganas de ver a nadie.
Pero tenía que seguir.
Querido copywriter: no eres una máquina
Sé que piensas que sí.
Te sientes indestructible.
Sobre todo ahora que estás empezando y lo ves todo de color de rosas.
Pero, ¿sabes qué? La vida de un emprendedor es una montaña rusa.
Así que tendrás que aprender a gestionar esas emociones que te hagan sentir en la cima del mundo y en el pozo más profundo.
¿El secreto?
Los días buenos trata de dar lo mejor de ti.
Y los que no lo sean tanto, también.
Sea cual sea.
Tuve que cambiar de mentalidad para continuar
¿Sabes?
Cuando antes tenía un mal día en el trabajo o en la universidad siempre me encerraba en mis proyectos.
Sin embargo, todo cambió cuando convertí mis proyectos en mi trabajo.
En ese momento siguió siendo un lugar de huida, pero como muchas veces ahora los malos días podían venir de allí necesitaba otro plan.
Así que tuve que idearme otras que dieran un buen resultado:
- Escribir.
- Correr.
- Jugar a videojuegos.
Estos 3 caminos no llevan a Roma, pero me traen paz
Y sobre todo me ayudan a que un día un poco regular sea menos malo, que siempre es importante.
Creo que escribir sabes cómo te hace sentir.
Cuando tengo un mal día siempre lo apunto y trato de entenderlo.
Me ayuda a comprender qué ha pasado y si es tan grave como parece.
Spoiler: la mayoría de las veces no lo es.
Correr es una liberación.
Me ayuda a desprenderme de las malas sensaciones y a agotarme tanto que no pueda ya ni pensar en lo mal que me encontraba.
Me viene genial.
Por último, los videojuegos me ayudan a desconectar de la realidad.
Aunque es verdad que hace tiempo jugaba a muchos, ahora solo compro deportivos.
Me ayudan a desconectar cuando lo necesito y me encanta el factor competitivo que implican.
Me lo paso pipa.