¿Has preparado ya tu taza de café? Los episodios de la sección de Coffeewriting conllevan este pago. Para poder disfrutarlos necesitas compartir conmigo uno bien calentito. Y no, no me vale como excusa que fuera rocemos los cuarenta grados. ¿Nos hemos vuelto unos cobardes o qué? Mientras lo preparas te voy explicando sobre qué quiero reflexionar contigo hoy: te quiero contar la historia de cuando el copywriter bailó junto al escritor.
La historia del escritor que quería ser tamibén copywriter
El vídeo de hoy será bastante particular. De hecho, quiero abrirme contigo y mostrarme más personal de lo que lo he hecho nunca. Si el copywriting consiste en acariciar las emociones, creo que si te quiero brindar contenido de valor lo primero será siempre mostrarte las mías, ¿verdad? Eso es lo que necesito intentar.
Desde hace muchos años mi vida ha estado ligada a la escritura. Esto es maravillo. Después de todo, he puesto todas mis energías, horas y sueños en la idea de poder dedicarme a escribir como profesión.
Sin embargo, hará unos cuantos menos descubrí la profesión de copywriter y llegó un momento en el que la sombra de las dudas me asaltaban cada vez que me miraba en el espejo y no sabía quién quería llegar a ser.
¿Alguna vez has sentido que dos de tus facetas se empujan por definirte? Eso es lo experimenté cuando me dirimía entre apostarlo todo por la escritura de ficción o por el copywriting y la persuasión.
Después de mucho tiempo pensándolo —y de la típica escena en la que lancé una moneda al aire para saber qué es lo que quería— descubrí que me apasionaba la realidad, ayudar a las personas y el marketing. Y todo ello lo podría orientar a la escritura. Desde entonces la escritura de ficción es mi hobby favorito y cada vez que tengo tiempo libre se lo dedico a ella.
Así que esta es la historia de cómo el copywriter bailó junto al escritor y evolucionó hacia la felicidad.