¿Cuántas veces has pensado en que no eres lo suficiente bueno para triunfar con ese trabajo? ¿En cuántas ocasiones has dejado pasar la oportunidad por la que has peleado porque te ha dado miedo agarrarla?
Yo, durante un tiempo de mi vida, lo hice siempre y al final decidí que había llegado el momento de cambiar el nerviosismo del miedo por el cosquilleo del gusto por la incertidumbre.
Ser bueno requiere enfrentarse a las dudas
Seguro que en muchas ocasiones has escuchado charlas motivacionales en las que has sentido que te cuentan historias. Que te hablan de confianza, aprender de tus errores y aquella retahíla de circunstancias que parecen estar presentes en el ADN de este tipo de eventos.
Nunca he creído en ellos porque nunca me han valido para nada. Durante una gran parte de mi vida escuché a diario este tipo de fórmulas y cuando tenía que hablar en público los nervios tomaban el control, la respiración viraba como un borracho ante una curva inesperada y no disfrutaba de un momento en el que tenía la oportunidad de convertirme en protagonista.
No obstante, nunca supuso un problema. Era un mal menor. Un rato de sensaciones mejorables que terminaba y daba paso a la normalidad de una vida en la que podía volver a esconderme de los focos dentro de mí y mi silencio.
Pero claro, cuando inicias un proyecto por tu cuenta como el de querer vivir de las letras y el marketing bajo la fórmula del copywriting el miedo a la incertidumbre ya no puede ser un acompañante en ninguna circunstancia. Necesitas domarlo antes de que tu pavor te impida atrapar las oportunidades por las que has peleado.
El terrible síndrome del impostor que nos acecha a todos
¿Quién no se ha sentido fuera de juego cuando arranca en un nuevo proyecto? Yo he tenido la suerte de que siempre he estado remando a contracorriente en sectores que, a primera vista, no eran el que me correspondía, por lo siempre he pensado que tenía que ser el doble del bueno que mis compañeros para encontrar un lugar.
Problemas de un mundo contagiado de una titulitis sin sentido, supongo. Los papeles son ciegos a las habilidades y hay profesionales de recursos humanos que parece que se alimentan del papel.
Más allá del mundo, al final todos formamos parte de una sociedad que nos ha hecho sentir inseguros de nuestras capacidades.
Mi trayectoria laboral se ha desarrollado siempre en el campo de las letras y del marketing, por lo que mis estudios universitarios nunca fueron acordes a esta realidad.
Derecho y Administración y Dirección de Empresas queda genial en un currículum, pero a la hora de hablar sobre tu trayectoria no es más que una serie de años que me aportaron conocimientos atractivos, pero alejados de mi práctica.
Por ello en tantas ocasiones he sentido esa necesidad de formarme el doble de rápido que el resto, de justificar mis conocimientos y hallar un lugar seguro en esta selva en la que se ha convertido el mundo laboral.
En esa realidad el síndrome del impostor forma parte de tu día a día.
Tu habilidad profesional como copywriter se trabaja
Quiero que te quedes con esta idea. Aquí da igual de dónde vengas. Cuando realices bien tu trabajo al mundo no le importará si has estudiado esto o aquello.
Lo importante es que hayas desarrollado las habilidades que te permitan desempeñar estas tareas con la naturalidad del que ha nacido para ello.
Para luchar contra el síndrome del impostor y vencer el miedo a aceptar trabajos y a encontrar un lugar en este mundo he tenido que formarme, obligarme a hablar con cualquiera cuando la angustia estaba en la garganta y a temblar con los dedos debajo de la mesa para que nadie se percatara.
Esto es como montar en avión. Puede asustarte una barbaridad, pero el precio por no enfrentarte a este pavor es demasiado grande como para no dar un paso hacia delante y volar alto.
¿Qué es lo que a ti te asusta y cómo te has enfrentado a ello? Quiero conocer tu historia, así que te pido que me la dejes en los comentarios y podamos, juntos, comprender que el miedo se vence cuando somos lo suficientemente valientes para equivocarnos.