¿Sabes cuál es uno de los objetivos que me obsesionan? Ser más creativo es una meta a la que me enfrento cada día y que se encuentra en línea con la necesidad de ser más productivo. Siempre he pensado que ambas son las dos caras de una misma moneda.
Ser creativo te salva de este mundo gris
Vivimos en un mundo que se ha apagado. ¿Te has dado cuenta? El individuo se ha perdido en la masa. Sigue lo que le dicen. A duras penas frena un instante para tratar de reflexionar sobre lo que da por supuesto, acerca de lo que entiende por bueno o, simple y llanamente, de lo que desea. Y esto rompe los puentes de nuestra mente, aquella que nos permite ser diferentes al resto y ver el mundo solo a nuestra manera.
No me quiero ni imaginar las personas excepcionales que habrán perdido ese cosquilleo creativo a causa de un sistema educativo que bloquea el pensamiento lateral, que derriba al que llega a las respuestas por otro camino. Si hasta la enseñanza de un instrumento se ha convertido en otro paquete cerrado, en un camino que no admite otras baldosas amarillas.
Jamás se me olvidará el momento en el instituto en el que un compañero llegó en un examen a la misma respuesta que yo, solo que a él le rechazaron la respuesta porque «no había seguido el camino que habíamos explicado en clase». ¡Mejor! Había tenido la capacidad y la creatividad de entender las pautas de una manera diferente y de utilizar sus propias herramientas para alcanzar el resultado.
Pero no, eso estaba mal, estaba prohibido. Se penalizaba porque no era el objetivo. Y yo me pregunto si lo importante es aprender unas reglas que nos convierten a todos en iguales o es mejor permitir que el que tiene ideas diferentes destaque del resto.
¿Por qué me obsesiona la creatividad?
Tengo que admitir que desde que dejé la carrera de la literatura para centrarme por completo en el marketing y el copywriting esta necesidad ha incrementado.
Ser creativo se aprende. Es una habilidad como otra cualquiera. Como en todo, hay gente que tiene más o menos talento. Y yo pienso que había conseguido sentirme muy a gusto con mi mente gracias al trabajo diario en forma de relato delante de una papel en blanco.
Por ello, el momento en el que decidí que mi camino era otro me aterré de pensar que de no ejercitar a mi mente en el mismo camino los resultados podrían ser odiosos.
Pero estaba equivocado. Ahora la creatividad sigue formando parte de mi trabajo, aunque lo haga de una manera diferente. Continúo peleándome cada día con la necesidad de llegar a mejores respuestas y de construir una cultura basada en trabajar las ideas, que son mi herramienta de trabajo más importante.
Y me sigue obsesionando. Porque quiero ser capaz de ver más allá. Quiero que cuando se me presente una idea tenga la habilidad para interpretarla de una manera diferente a la ordinaria. Que abrir mi mente y buscar la imagen global no sea una tortura, sino una práctica de trabajo como otra cualquiera.
Desde aquí te pido que si quieres marcar la diferencia, trabajes tu creatividad. Es la herramienta más poderosa con la que cuentas, con independencia de cuál sea tu sector.
Aprender a vislumbrar los problemas de manera diferente y analizarlos desde dicha perspectiva cambia las tornas de los problemas a los que te enfrentas.
Regálate la oportunidad de trabajar tu creatividad.