Imagínate que ahora mismo te encuentras en la conversación con un cliente.
Es un cliente potente. De esos que quieres que sean tuyos, pase lo que pase.
Pero que cuando estáis hablando, se está poniendo tan tiquismiquis que te estás planteando si de verdad merece la pena trabajar con él o no.
Lo primero que debes de saber es que en una situación así, tomar la sartén por el mango es primordial.
Solo si consigues que te respete como el profesional que eres merecerá la pena el dinero que esté dispuesto a pagarte.
Y hay una pequeña frase que puede lograr que todo cambie sin que te des cuenta.
«No te preocupes, te presento a otro profesional»
Esta es una frase mágica.
Una estrategia que sobre todo me ha permitido cerrar a clientes que estaban dudando sobre mis precios.
Cuando los veía renqueantes o hablaban de que era mucho —o lo que fuera en cada momento—, les contestaba esto.
«No te preocupes, te presento a otro profesional. Pongo la mano en el fuego con él porque sé que es un genio, pero no tengo ni idea de los precios que cobra. Consúltale».
Aunque te parezca una tontería, el hecho de ser tú quien rompa la relación cambia por completo el panorama.
Porque como hemos hablado en muchas ocasiones, a todos nos encanta dejar, pero todos odiamos que nos dejen.
Y cuando muestras desapego por tu parte sobre tu cliente, consigues tomar el control de la situación.
Adopta una actitud donde lo importante sea lo importante
Creo que la manera de que todo esto funcione de verdad es que no sea una pose, sino una realidad.
Cuando consigues que todo lo que te rodea te importe tres pepinos, estás en el camino adecuado.
Hay cosas en la vida que son muy importantes y perder a ese cliente, no lo es.
Por lo tanto, si no quiere trabajar contigo… ahí tiene la puerta.