Siempre me he considerado una persona con mucha fuerza de voluntad.
De los que se levantaban de madrugada para ir a nadar antes de entrar a la universidad.
De los que se quedaban hasta las tantas escribiendo para sacar la novela con la que había soñado toda la vida.
Sin embargo, esa fuerza de voluntad es finita y este año a mí me ha quebrado bastante.
O por lo menos, lo ha intentado.
Desde que llegó la pandemia y empezó esa sensación de soledad, cada día buscaba más el contacto, así que se me hacía más complicado alejarme del teléfono móvil.
Puede que durante muchas ocasiones lo justificara con que se trataba de una herramienta de trabajo, pero no tenía nada de realidad.
A la hora de la verdad lo que sucedía es que trataba de distraerme lo más rápido posible.
Y eso es algo que he vuelto a ver ahora.
He tenido que quedarme de madrugada para unos lanzamientos y cada vez que me daba cuenta estaba en YouTube o con el móvil en la mano.
Así que este pequeño post es para dejarte mi compromiso por escrito.
De ahora en adelante, toca apretar.