Desconozco si alguna vez te he contado que me apasiona el mundo de los videojuegos y bucear en tiendas de segunda mano para encontrar joyitas antiguas.
Es uno de esos pequeños guilty pleasures que ahora se llaman.
Sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en una tarea que es prácticamente imposible.
Los precios se han disparado y todo tiene una consecuencia: la nostalgia.
Nostalgia: el poder de venta de una herramienta imbatible
Cuando se trata de vender, lo primero es entender que es un proceso.
Como cualquier otra tarea, existen una serie de trucos que podemos emplear para conseguir resultados.
En este caso, tenemos los disparadores de compra.
La nostalgia es uno de ellos.
El motivo es que la nostalgia nos lleva mentalmente a una época donde todo era mejor que ahora.
Los seres humanos tendemos a sobrevalorar lo que teníamos en el pasado, ya que solo queda lo bueno, y por ello buscamos lo que nos acerque a ese mundo.
Y de eso se aprovechan muchas personas a la hora de tratar de cerrar operaciones de venta.
La venta comienza por la emoción: la lógica es el segundo paso
Esto es algo que alguien como Aristóteles ya conocía desde hace mucho tiempo.
Solemos pensar que la venta es algo que empieza desde una parte racional, pero la realidad es que siempre arranca desde la emoción.
Apelar a esa nostalgia nos permite golpear en la mejor vida que el cliente desea vivir.
Aristóteles lo llamaba el Pathos.
Asegurarte de que con cada mensaje que lanzas consigues que tu cliente vaya con la mente un paso más allá es fundamental para que tu texto funcione.