¿Y si no conocieras toda la historia? ¿Y si estuvieras sobrepensando sin conocer los detalles? Uno de los actos atroces que cometemos las personas es el de prejuzgar sin ser conscientes de la imagen global. Como persona te puede llevar a más de un enfado y malentendido, pero tratar de comunicar como copywriter sin estudiar el contexto es el camino más rápido para el fracaso.
El contexto da peso a tu mensaje
Quiero que te grabes con fuerza esta idea en la mente, el corazón o el órgano que te lleve a tomar decisiones —que a estas alturas de la película yo no te pienso juzgar por nada—: si no eres consciente de la imagen completa acerca de por qué tus clientes te compran lo más probable es que hayas perdido de vista un detalle importante que de verdad explique la razón por la que lo hacen.
¿Sabes por qué no somos conscientes de esa realidad? Porque preferimos la ceguera a abrir las orejas y escuchar al que tenemos delante. Somos tan humanos que rechazamos la idea de que nuestra concepción pueda estar equivocada y al probar la balanza hallamos el equilibrio en decidir errar en lugar de saber si de verdad podemos hacerlo mejor.
El problema es que vivimos ebrios de un ego que nos impide ver más allá. La sobriedad es aburrida. Ver el mundo en color grises, pero entender los matices, nos parece mucho más tedioso que disfrutar de tantos colores que no tengamos ni la más remota idea del lugar del que surgen los mensajes.
Si quieres ser copywriter tienes que escuchar. Necesitas conocer el contexto. No olvidarte nunca de que detrás de tus mensajes, campañas, marcas, productos, servicios o aquello con lo que se te ocurra comerciar hay personas por las que comenzaste esta aventura porque querías ayudarlas a cambiar su vida.
¿Te has olvidado de ello?