¿Alguna vez has utilizado el copywriting para vender algo que tú no comprarías? ¿En alguna ocasión has empleado la fuerza persuasiva de la palabra para engañar a alguien?
La respuesta no importa a estas alturas de la vida. Lo hecho, hecho está y no se puede cambiar.
Desde luego, no voy a ser yo el que mire al pasado para anclarte a él. Tienes el derecho a redimirte de tus errores. Cuenta con ello.
Lo que sí que necesito es que una vez termines de leer este artículo, te comprometas conmigo a que no volverá a suceder.
Por qué nunca debes vender humo
El marketing y el copywriting cargan con un estigma de quienes no comprenden lo que hacemos. Nos señalan y afirman sin miedo a equivocarse (aunque lo hagan), que somos unos manipuladores y de que engañamos a las personas para incitarles a que compren nuestros productos.
Ninguno de nosotros puede poner la mano en el fuego porque eso no ocurra. Todos conocemos casos de personas que se han valido del engaño para incrementar sus ventas. Sin embargo, sí que debemos de colocarla sobre las llaves ante la promesa de que nosotros no somos, hemos sido o seremos así.
A nadie le engaño si te cuento en bajito que el copywriting puede tener un elemento persuasivo muy fuerte. Después de todo, estamos utilizando las palabras para persuadir y para convencer. Una tarea para la que existen dos caminos. Nunca puedes superar la línea roja que te lleve a la manipulación.
- Por un lado, podemos convencer a esa persona de que nuestro producto o servicio es el mejor para ella porque de verdad y de manera genuina creemos que así lo es.
- O bien podemos mentirle, asegurarnos de que compre nuestro producto y desaparecer nada más hacerlo.
Tú eliges en qué lado de la balanza quieres estar.
Vender humo acabará con tu credibilidad
En el marketing y en el copywriting hay pocas cuestiones más valiosas que la credibilidad. Va de la mano de la marca personal (el famoso Ethos del copywriting) y es el camino para que tus palabras se tomen más en cuenta por tus clientes potenciales.
Cuando vendes humo te estás disparando en el pie. Estás haciendo gala de ese refrán de pan para hoy, pero hambre para mañana.
Está claro que con promesas imposibles podrás manipular a personas que necesitan una solución mágica o que quieren el camino fácil.
Sin embargo, la realidad radica en que nunca volverán, en que pronto agotarás su presencia y que las nuevas tecnologías están permitiendo a cualquier persona formarse. Ya no se tratarán de más pardillos.
Si vendes algo en lo que tú no crees, te estás convirtiendo en un mentiroso. No hay peor estigma con el que cargar que ese.