Aunque en Estados Unidos terminó la semana pasada, en España vamos 8 semanas por detrás.
Y cuando Twitter me contó que en el otro lado del charco ya habían visto el final, no pude aguantar la tentación.
Así que todo esto me llevo a vivir la historia más épica de este año.
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Cómo la pasión por ver una serie me llevó a ver malabares: si tu cliente hace esto, estás en problemas
Pero antes de que te la cuente, hay varios aspectos que deberías de tener claros para comprender esta historia.
El primero es que soy una persona que por principios no piratea. No lo hice de joven cuando todos se descargaban las películas y la música y no lo haré ahora con opciones.
El segundo es que llevo muy mal esperar por algo cuando sé que lo puedo tener ya. Así que en lugar de escribir el guion de ventas de un cliente, me pasé dos horas de mi vida con esta aventura que te voy a contar.
Bien.
Como te decía, This is us (que esta es la serie que deberías ver si no lo has hecho ya), se terminó esta semana en Estados Unidos.
Me encontré 1.538 artículos (exactamente) hablando de su final con titulares que destacaban que había sido maravilloso y yo cada vez que lo veía me mordía más las uñas.
Así que el viernes por la tarde, en lugar de trabajar, me puse manos a la obra en una misión que dentro de algún tiempo llevarán al cine.
Ya verás.
El primer paso fue comprar una VPN.
Por si acaso no sabes lo que es una VPN, se trata de una aplicación que te permite decirle a tu conexión a internet que te estás conectando desde un lugar diferente.
Y como los catálogos de las plataformas de streaming varían en función del lugar de residencia, tenía que decirles que estaba en Estados Unidos para que se desbloquearan los capítulos.
Sin embargo, aquí cometí el primer error. Y lo cometí por el mismo motivo que lo cometen todos los copywriters.
No investigué suficiente.
Aunque tenía disponible todas las herramientas para investigar, me puse a actuar sin pensarlo.
Esto fue lo que sucedió.
Aunque la licencia para emitir This is us en España y Estados Unidos la tiene Disney, en España lo hace a través de Disney+ y en el otro lado del charo por Hulu.
Y yo no tenía una suscripción de Hulu.
Total, que como ya me había gastado 10 euros en la VPN, me dije pues me apunto y ya está, total.
Y aquí fue donde esto se puso realmente complicado.
Resulta que Hulu solo acepta suscripciones con tarjetas de Estados Unidos o con cuentas de PayPal de personas que residan en el país.
Lo que me llevó a pensar durante un segundo que la aventura había sido divertida, pero que en ese punto concluía.
Sin embargo, cuando estaba a punto de darme por vencido y volver a cosas menos importantes como ese guion de ventas, se me encendió una bombilla.
Como si fuera un dibujo animado.
Pensé que de la misma manera que en España existen tarjetas prepago para Netflix, era probable que allí existieran para Hulu.
Y así fue.
En un Walmart tenía la posibilidad de comprar una tarjeta de saldo digital para darme de alta en la plataforma.
La cadena de tiendas también me pidió una dirección, así que quiero pedir públicamente perdón al ciudadano aleatorio de Nueva York al que le copié la suya desde Google Maps.
Y así conseguí, después de unas dos horas, ver el primero de los capítulos que faltaban esa noche.
¡Alerta! Tu cliente no tiene tanta pasión por lo que haces
Bien.
Si tú tienes un cliente que es capaz de remover el mundo para comprarte, tu negocio es muy afortunado.
Pero la realidad a la que nos enfrentamos la mayoría es que tienen menos paciencia que un padre estresado en la función de verano de su hijo.
Si está dispuesto a comprar, no le hagas pasar por la gymkhana que yo tuve que vivir.
Simplesmente, pónselo fácil.
Haz que la experiencia de compra sea tan intuitiva que esté realizándola sin darse cuenta.
Como si fuera un tobogán.
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