No sé si a ti te habrá pasado alguna vez algo parecido, pero cuando yo jugaba delante de otra persona siempre lo hacía peor.
Y, bueno, peor es una manera agradable de decirlo.
En realidad lo hacía terriblemente peor.
Ya sabes. La presión.
Me ponía nervioso.
Y aunque solo en mi habitación era capaz de darlo todo, cuando tenía al público delante me venía abajo.
Cosas que pasan, supongo.
Así que al final prefería jugar solo, por mucho que algún amigo quisiera ver qué es lo que había conseguido hasta ese momento.
Pero…
Aunque puede que esto tenga sentido cuando estamos jugando a un videojuego, si se trata de mejorar un texto persuasivo… mal vamos.
De hecho, vamos jodidamente mal.
No tienes por qué hacerme caso, ¿eh?
Esto depende de cada uno.
Pero lo que yo he aprendido con el tiempo es lo siguiente —y conlleva tragarse el ego para que nos digan que no lo estamos haciendo bien—.
Cuando otra persona que no eres tú lee los textos que sí que ha escrito, es capaz de encontrar muchos puntos débiles.
No es porque tú lo hayas escrito mal, sino porque tú tienes muchas ideas en la cabeza que completan lo que estás enviando.
Si eres capaz de quitarte de encima el ego y de enfocarte de verdad en aquello que es importante… puedes hacerlo muy bien.