¿SabÃas que emprender es una droga que te puede llegar a consumir? ¿Y que el aprendizaje si no se controla tendrá efectos secundarios?
Quizás he sido demasiado duro con mis palabras, pero la verdad está ahÃ, entre la hipérbole que he escrito.
Cuando emprendes un proyecto —sea para vivir de él o con cualquier otro motivo— te sientes bien. Has encontrado un rincón en tu vida —que puede que después crezca— en el que sientes la posibilidad de desarrollarte personal y profesionalmente. Y esto engancha.
Te conviertes en un adicto porque cada dÃa experimentas la sensación de ser útil. Trabajas cada noche hasta un poco más tarde porque quieres mejorar tus estándares. Y, cuando te das cuenta, ya no tienes una sola idea para tu proyecto, sino que te gustarÃa abrir muchos más.
Ahà es donde entra en juego la verdadera fuerza de ti como profesional y tu capacidad para decirte zapatero, a tus zapatos o de perderte por el camino.
No subas a una segunda montaña hasta que hayas escalado la primera
Han pasado muchos meses desde que te hablara de esa idea que escuché por primera vez en el podcast de Marketer sin Filtros de Roger Villadrosa —que te recomiendo con toda mi alma–.
Me abrió los ojos y me cambió la manera de pensar. De hecho, allà se fraguó parte de la semilla que pronto germinarÃa en Copymelo.
Hasta ese instante yo habÃa tenido siempre la idea de que tenÃa que estar activo en tres proyectos. No sé por qué, la verdad, supongo que por la magia del tres y porque llevaba inmiscuido en tareas desde que era un adolescente, asà que habÃa tenido tiempo para todo.
Sin embargo, de pronto llega un dÃa en el que inicias ese proyecto que quieres que se convierta en tu proyecto principal. Y la historia cambia mucho. Necesitas de todo tu tiempo para sacarlo hacia delante.
Pero claro, siempre aparecen nuevas tentaciones e ideas que parecen maravillosas y que llegas a plantearte comenzar. Y solo cuando te equivocas dos o tres veces te convences de que no tiene sentido subir una montaña hasta que hayas terminado con otra.
Zapatero, a tus zapatos
Con esta reflexión te quiero decir que las prisas son malas consejeras y que desviar la atención siempre desemboca en problemas, si no estás preparado para ello.
Asà que ahora que estás subiendo esa primera montaña, concéntrate en ella. Cuando toques la cima ya decidirás si quieres o no quieres subir otra. Pero por ahora esta es tu lucha.
El tiempo es escaso y te toca a ti optimizarlo de la mejor manera posible. ¿Estás preparado para ello?