Te faltan horas del día para trabajar como copywriter.
Sientes que vas tan acelerado que solo eres capaz de entregar trabajos mediocres.
Sin embargo, cada día te acuestas exhausto y con la sensación de haber dedicado toda tu energía a tu trabajo.
Sabes que algo falla, aunque no tengas demasiado claro el qué.
Si te sientes así, está claro que la gestión del tiempo no está siendo tu fuerte.
Y te lo digo con conocimiento de causa porque a mí también me sucedió.
Cuando empiezas, estás tan ansioso por captar clientes y por satisfacer y agradar a los que tienes, que te pliegas a sus demandas sin saber si de verdad te aportarán algo.
Y como en este país nos gusta tanto una reunión sinsentido y eterna como una buena cerveza y tapita en la terraza de un bar, el tiempo vuela.
Por ese motivo decidí que nunca mantendría más de dos reuniones el mismo día.
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Las reuniones son más peligrosas que una tarta de chocolate para un diabético
Quiero ser justo con las reuniones. A veces sí que son necesarias, pero en la mayoría de las ocasiones se podrían haber resumido en un par de emails.
A la gente le gusta demasiado reunirse.
El problema que tienen incluso las que son necesarias es que se comen un tiempo que es excesivo casi siempre.
Por muy importante que sea una reunión, la mayor parte del tiempo que les dedicas suelen ser poco productivas. Podrían durar una tercera parte del tiempo.
De hecho, yo me he propuesto el reto de que todas las reuniones que mantenga no superen la media hora.
¿Qué me sucedió cuando Copymelo comenzó a crecer?
Al principio siempre intentaba reunirme con todo el mundo. La verdad es que tampoco tenía demasiado que hacer y de alguna manera sentía que lo que hacía merecía la pena.
Sin embargo, cuando esto se empezó a poner en serio, perdí el control. Había días en los que empalmaba 4 o 5 reuniones de una hora. Y como te puedes imaginar, así no había quien sacara de manera decente el trabajo hacia delante.
Por no hablar de lo agotado que te deja estar a pleno rendimiento en todas estas interacciones.
Así que después de que un viernes me levantara con resaca de todas las reuniones que había tenido el jueves, decidí ponerme firme.
Mi límite de dos reuniones al día
Después de tener resaca de reuniones —que si ya es horrible la de la cerveza, imagínate esta—, me dije que no podía seguir así.
Fue una de esas mañanas en las que te das cuenta de que estás echando a perder tu vida y que tienes que cambiar.
Así que a partir de ese momento decidí que, salvo que esté llegando el apocalipsis, solo acepto dos reuniones cada día.
Además, con la intención de que cada una de ellas —o, por lo menos, las que dependen de mí—, solo sean de media hora.
Una hora es una cantidad que se puede invertir al día en tratar con los clientes. Pero más es derrochar el tiempo y es el recurso más importante que tienes.
Como emprendedor, todavía más.
Tu trabajo como copywriter es de orfebrería
La única manera de que consigas una propuesta que enamore a tu cliente es cuidando todos y cada uno de los detalles.
¿Y sabes cuál es la forma de conseguirlo? Dedicándole todo el tiempo que sea necesario.
Si todo el tiempo estás metido en reuniones, ¿cómo lo harás?
De vez en cuando, hasta los copywriters tenemos que dormir….