Lecciones de ventas de Steve Jobs

Steve Jobs: ¿qué puedes aprender de él sobre vender?

Las presentaciones de Apple no son simplemente eventos donde se anuncian productos. Son experiencias.

Son actuaciones teatrales cuidadosamente coreografiadas donde cada palabra, cada pausa, cada imagen en la pantalla está diseñada para hacer que el público sienta algo profundo. 

Y lo más extraordinario es que Steve Jobs, el arquitecto de estas presentaciones, no estaba simplemente vendiendo teléfonos o computadoras.

Estaba vendiendo una visión del futuro donde la tecnología desaparece y solo queda la experiencia pura y mágica.

Cuando Jobs subió al escenario en 2007 para presentar el iPhone, no comenzó diciendo «tenemos un teléfono nuevo con estas especificaciones técnicas».

Comenzó diciendo: «Hoy Apple va a reinventar el teléfono.»

Esa frase, esas siete palabras, establecieron algo fundamental. 

Establecieron que lo que estaba a punto de suceder no era simplemente el lanzamiento de otro producto. Era un momento histórico donde el mundo cambiaría.

Y lo fascinante es que Jobs tenía razón.

El iPhone cambió el mundo.

Pero no cambió el mundo simplemente porque era un producto técnicamente superior.

Cambió el mundo porque Jobs entendía algo fundamental sobre la persuasión: la gente no compra productos, compra la sensación de ser parte de algo más grande que ellos mismos. 

Compra la promesa de que sus vidas van a cambiar.

Compra la identidad de ser alguien que entiende el futuro antes que los demás.

Jobs creó lo que su equipo llamaba el «Reality Distortion Field» o campo de distorsión de la realidad.

Era su capacidad de hacer que la gente creyera en cosas que parecían imposibles.

De hacer que ingenieros trabajaran 80 horas a la semana para cumplir plazos que eran técnicamente imposibles.

De hacer que el público saliera de sus presentaciones convencidos de que necesitaban comprar un producto que ni siquiera sabían que existía dos horas antes.

Bill Gates lo describió perfectamente: «Steve era como un mago lanzando hechizos. Yo veía a la gente completamente hipnotizada por él. Y aunque yo era inmune porque entendía lo que estaba haciendo, no podía negar que era extraordinariamente efectivo.»

Lo que voy a compartirte ahora son las cinco lecciones más poderosas que puedes aprender de las presentaciones de Apple.

No son técnicas sobre cómo hacer slides bonitos.

Son principios fundamentales sobre cómo estructurar un mensaje persuasivo que mueve a las personas a actuar, a creer, a comprar.

Cuando las entiendas, cuando las integres en tu copywriting, descubrirás que tu capacidad para persuadir se multiplica exponencialmente.

LECCIÓN 1: ESTABLECE EL PROBLEMA ANTES DE REVELAR LA SOLUCIÓN

La primera lección fundamental que Jobs nos enseña es que nunca, jamás, empiezas hablando de tu producto. 

Empiezas estableciendo el problema que tu producto resuelve.

Y no simplemente mencionas el problema.

Lo haces tangible.

Lo haces doloroso.

Lo haces tan evidente que tu audiencia está prácticamente gritando por una solución.

Cuando Jobs presentó el iPhone, pasó los primeros siete minutos completos hablando sobre lo terrible que eran los smartphones existentes.

Mostró el Motorola Q. Mostró el BlackBerry. Mostró el Palm Treo.

Y uno por uno, destrozó cada uno. «Estos teléfonos no son tan inteligentes. Y no son tan fáciles de usar.» 

Mostró cómo los teclados físicos ocupaban la mitad del dispositivo. Mostró cómo las interfaces eran confusas.

Mostró cómo hacer algo simple requería múltiples pasos complicados.

Y solo después de que la audiencia estaba completamente convencida de que los smartphones existentes eran basura, solo entonces, Jobs reveló el iPhone. 

Y porque había pasado tanto tiempo estableciendo el problema, cuando reveló la solución, sintió como magia. 

Sintió como si Jobs hubiera leído la mente de todos y hubiera creado exactamente lo que necesitaban.

Nancy Duarte, experta en presentaciones, lo explica así: «Necesitas crear el mayor contraste posible entre lo que es y lo que podría ser. Necesitas hacer que la audiencia sienta el dolor del status quo. Y luego mostrarles la visión luminosa del futuro. El contraste entre esos dos estados es lo que crea la motivación para actuar.»

Para los copywriters, esto significa que tu copy debe empezar estableciendo el problema de forma vivida y dolorosa. 

No empieces con «nuestro producto es increíble».

Empieza con «cada día pierdes dos horas de productividad porque tu sistema actual es lento, complicado y frustrante».

Haz que el lector sienta el dolor. Haz que reconozca que tiene un problema. Y solo entonces, presenta tu solución.

Jobs también hacía algo brillante: no simplemente describía el problema una vez. Lo reforzaba constantemente a lo largo de la presentación. 

Regresaba al problema.

Mostraba otro aspecto del problema.

Lo hacía desde diferentes ángulos. Status quo. Ganancia. Status quo. Ganancia. Back and forth constantemente.

Cada vez que volvía al problema, la solución que estaba presentando se veía más y más necesaria.

LECCIÓN 2: LA REGLA DE TRES ES TU MEJOR AMIGA

La segunda lección que Jobs nos enseña es el poder casi mágico del número tres. Jobs estructuraba prácticamente todo lo que decía en grupos de tres. 

Tres productos. Tres características. Tres beneficios. Tres ejemplos. Y no era accidental.

Jobs entendía algo fundamental sobre cómo funciona la memoria humana.

Cuando presentó el iPhone, Jobs no dijo «tenemos un dispositivo increíble que hace muchas cosas». Dijo: «Hoy estamos presentando tres productos revolucionarios. Un iPod de pantalla ancha con controles táctiles. Un teléfono móvil revolucionario. Y un dispositivo revolucionario de comunicación por internet.»

Y luego hizo una pausa dramática. «Un iPod. Un teléfono. Un comunicador de internet. ¿Lo entienden? No son tres dispositivos separados. Es un solo dispositivo. Y lo llamamos iPhone.»

La audiencia enloqueció.

¿Por qué?

Porque Jobs había usado la regla de tres para crear anticipación. Había hecho que la audiencia pensara en tres cosas diferentes.

Y luego había revelado que las tres eran una. El contraste entre la expectativa y la realidad creó un momento de sorpresa y deleite.

La ciencia detrás de esto es clara. Nuestros cerebros están programados para recordar patrones de tres. 

Dos elementos se sienten incompletos.

Cuatro o más se sienten abrumadores.

Pero tres es el número perfecto.

Es suficientemente complejo para ser interesante, pero suficientemente simple para ser memorable.

Para los copywriters, esto significa que necesitas estructurar tu mensaje en tríadas. No listes diez beneficios.

Lista los tres más importantes.

No des cinco razones para comprar.

Da tres razones poderosas.

No ofrezcas quince características.

Destaca las tres que realmente importan.

Jobs también usaba la regla de tres en cómo estructuraba sus presentaciones completas.

Cada presentación tenía tres actos. Introducción (establecer el contexto), desarrollo (mostrar el producto), conclusión (llamado a la acción).

Cada acto tenía tres partes.

Cada parte tenía tres puntos clave. 

Todo era tres, tres, tres. 

Y porque era tan consistente con esta estructura, su mensaje era extraordinariamente memorable.

LECCIÓN 3: USA IMÁGENES SIMPLES CON MENSAJES PODEROSOS

La tercera lección que Jobs nos enseña es sobre el diseño visual. Los slides de Jobs eran radicalmente simples. 

Una imagen grande.

Una frase corta.

Nada más.

Mientras sus competidores llenaban slides con bullet points interminables, Jobs mostraba una imagen del iPhone con la palabra «Revolutionary» en letras gigantes.

Cuando presentó el MacBook Air, Jobs no puso un slide con especificaciones técnicas.

Puso una foto del MacBook saliendo de un sobre de manila con las palabras «The world’s thinnest notebook».

Eso es todo. Una imagen. Una frase. Un mensaje tan claro que es imposible malinterpretarlo.

La razón por la cual esto funciona es que nuestros cerebros procesan imágenes 60,000 veces más rápido que texto.

Cuando llenas un slide con texto, estás forzando a tu audiencia a leer.

Y mientras están leyendo, no te están escuchando.

Pero cuando muestras una imagen poderosa con un mensaje simple, la audiencia puede absorber el mensaje instantáneamente y seguir escuchándote.

Jobs también entendía algo más profundo. 

Las imágenes crean emociones. El texto comunica información. 

Y la gente no compra basándose en información.

Compra basándose en emociones.

Así que Jobs deliberadamente usaba imágenes que hacían sentir algo.

Fotos de personas usando el producto.

Fotos que mostraban la belleza del diseño. Fotos que comunicaban aspiración, innovación, simplicidad.

Para los copywriters, esto significa que tu copy necesita trabajar con imágenes, no contra ellas. 

Si estás escribiendo una página de ventas, no llenes la página con texto denso.

Usa imágenes grandes y poderosas que comuniquen emoción.

Y entonces usa texto mínimo para reforzar el mensaje de la imagen.

Jobs también practicaba algo que llamaba «cognitive load minimization».

Minimización de la carga cognitiva. 

Cada slide tenía exactamente un punto. 

No dos puntos. No tres puntos relacionados. Un punto.

Porque cuando intentas comunicar múltiples ideas simultáneamente, diluyes todas.

Pero cuando comunicas una idea a la vez, esa idea penetra profundamente.

LECCIÓN 4: CREA MOMENTOS «WOW» ESTRATÉGICAMENTE POSICIONADOS

La cuarta lección que Jobs nos enseña es sobre la creación de momentos de sorpresa y deleite. Cada presentación de Jobs tenía al menos un momento «wow». 

Un momento donde la audiencia no podía evitar decir «¿en serio? ¿acabas de hacer eso?» Un momento que sería recordado y compartido durante semanas después del evento.

Cuando presentó el iPhone, Jobs hizo algo brillante. Mostró cómo podías hacer zoom en una foto simplemente usando dos dedos para pellizcar la pantalla. 

Y la audiencia enloqueció. ¿Por qué? Porque era algo que nadie había visto antes.

Era mágico. Era intuitivo. Y Jobs lo demostró en vivo, permitiendo que la audiencia viera que era real, no simplemente un concepto.

Cuando presentó el MacBook Air, Jobs lo sacó de un sobre de manila.

Un sobre común. 

Y la audiencia no podía creer lo que estaba viendo. 

Porque el mensaje era claro: esta computadora es tan delgada que cabe en un sobre. No necesitabas especificaciones técnicas.

No necesitabas números.

Simplemente veías el sobre y entendías.

La clave aquí es que estos momentos wow no eran accidentales. 

Jobs los planificaba meticulosamente. Los colocaba estratégicamente en la presentación.

No al principio.

No al final.

En el punto medio donde la atención podía estar disminuyendo.

El momento wow reavivaba el interés y mantenía a la audiencia comprometida.

Para los copywriters, esto significa que necesitas crear momentos de sorpresa en tu copy. 

Momentos donde el lector piensa «espera, ¿qué? eso es increíble».

Tal vez es un beneficio inesperado. Tal vez es una garantía tan fuerte que parece imposible.

Tal vez es una oferta tan buena que parece demasiado buena para ser verdad.

Jobs también entendía algo crucial: el momento wow debe ser una demostración, no una afirmación. 

No digas «nuestro producto es fácil de usar».

Muestra a alguien usándolo sin instrucciones y teniendo éxito inmediatamente. No digas «nuestro servicio es rápido».

Muestra que respondes a emails en 5 minutos. La demostración crea creencia de una forma que las afirmaciones nunca pueden.

LECCIÓN 5: ENSAYA HASTA QUE PAREZCA COMPLETAMENTE ESPONTÁNEO

La quinta y última lección que Jobs nos enseña es sobre la preparación. 

Jobs ensayaba cada presentación durante semanas. 

No días. Semanas.

Pasaba horas perfeccionando cada transición, cada pausa, cada gesto.

Y el resultado era una presentación que se sentía completamente natural, completamente espontánea, completamente sin esfuerzo.

Pero no era sin esfuerzo.

Era el resultado de una preparación meticulosa y obsesiva.

Jobs conocía cada palabra que iba a decir.

Conocía exactamente cuándo iba a hacer una pausa para efecto dramático.

Conocía exactamente cuándo iba a sonreír. Conocía exactamente cuándo iba a caminar hacia el lado izquierdo del escenario.

Adam Nash, quien trabajó en Apple, lo describió así: «Jobs es tan persuasivo porque ensaya mucho. Mucho. Puedes ver en sus ojos que conoce su contenido completamente antes de empezar. No está atrapado detrás de un podio. Sabe cuándo emocionarse y cuándo contenerse. Todo esto requiere tener la historia completa en tu cabeza. Y eso solo sucede si has contado la historia una y otra vez en ensayos.»

Jobs también ensayaba cada demo en vivo. Cada swipe en el iPhone. Cada click. Cada transición. Nada era improvisado. 

Y porque había ensayado todo meticulosamente, cuando algo salía mal (y a veces salía), Jobs podía manejarlo con gracia.

Podía improvisar porque conocía el material tan profundamente que podía adaptarse sin perder el hilo.

Para los copywriters, esto significa que necesitas revisar y refinar tu copy obsesivamente. 

No escribas un primer borrador y lo publiques. Lee tu copy en voz alta. Múltiples veces. Escucha cómo suena. ¿Fluye naturalmente? ¿Hay palabras que se tropiezan? ¿Hay transiciones que se sienten bruscas?

Jobs decía: «La simplicidad es la sofisticación definitiva.» Y crear simplicidad requiere trabajo enorme.

Requiere eliminar todo lo que no es esencial. Requiere refinar cada frase hasta que sea perfecta. 

Requiere la disciplina de decir no a cosas buenas para que solo queden cosas extraordinarias.

CUANDO LA PERSUASIÓN SE CONVIERTE EN ARTE

Has llegado al final de este artículo.

Y si has leído hasta aquí, es porque las lecciones que Apple nos enseña sobre persuasión son fundamentalmente diferentes de cómo la mayoría de las empresas piensan sobre las ventas y el marketing.

Lo que Jobs creó no era simplemente un conjunto de técnicas de presentación.

Era una filosofía completa sobre cómo comunicar ideas de forma que mueven a las personas a actuar. 

Era un entendimiento profundo de que la persuasión no es sobre bombardear a la gente con información.

Es sobre crear una experiencia emocional donde la acción que deseas que tomen se siente como la conclusión natural e inevitable.

Establece el problema primero.

Estructura en grupos de tres.

Usa imágenes simples con mensajes poderosos.

Crea momentos wow estratégicamente posicionados. Y ensaya hasta que parezca completamente espontáneo. 

Estos cinco principios, cuando se aplican consistentemente, transforman completamente tu capacidad de persuadir.

Porque al final, lo que Jobs entendía mejor que casi cualquier otra persona en los negocios es que la gente no compra productos. Compra historias. Compra identidades. Compra la promesa de un futuro mejor. 

Y tu trabajo como vendedor, como copywriter, como comunicador, es contar esa historia de una forma tan convincente, tan visceral, tan real, que el cliente no pueda evitar querer ser parte de ella.

Eso es lo que las presentaciones de Apple nos enseñan.

Eso es el poder de la persuasión cuando se eleva al nivel del arte.

Cuando cada palabra es deliberada.

Cuando cada imagen es cuidadosamente seleccionada.

Cuando cada momento está diseñado para crear una experiencia que cambia cómo la gente ve el mundo.

Y cuando aplicas esos principios a tu copywriting, cuando los vives, cuando los respiras, descubres que vender deja de ser una batalla.

Se convierte en una invitación. Una invitación a un futuro mejor que tu cliente está ansioso por aceptar.

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