Estoy convencido de que te ha ocurrido en más de una ocasión.
Has acudido a una tienda a comprar un producto después de meditar durante días o semanas.
Estás completamente convencido de que la decisión que has tomado es la adecuada, pero pasa lo que tenía que pasar.
Te acercas al dependiente y te recomienda una marca que tú no habías pensado…
…y se monta el follón.
Si lo ha pensado, tu cliente sólo quiere reafirmar su opinión
Cuando tienes una conversación con tu cliente a la hora de vender un producto es fundamental que sepas qué quiere comprar.
Puede parecerte una tontería, pero una de las maneras de espantarlo es recomendarle algo que no tiene en mente.
Aunque sea mucha mejor opción.
La realidad es que cuando ha llegado hasta a ti lo ha hecho solo con la intención de que le des fuerza a su misma idea.
Y si no lo haces, buscará a alguien que lo haga.
¿Te he contado que soy adicto al café?
Si te digo la verdad, no tengo ni ideas de cuántos cafés me bebo al día, pero estoy convencido de que son más de la cuenta.
Muchas personas me han comentado que debería de rebajar el ritmo, pero cada vez que he buscado información he encontrado algo que me respalda.
Siempre.
Lo he hecho porque precisamente eso es lo que he estado buscando. Por ende, me he fijado y he confiado únicamente en aquellos que me daban la razón.
Los seres humanos somos así y actuar de una manera diferente es el camino más rápido para que no cerrar esa venta.
Ten mucho cuidado.