Hasta hace algunos meses yo trabajaba los emails de mi estrategia de la misma manera en la que lo hace casi todo el mundo.
Enviaba un correo los domingos con contenido que consideraba que era de valor. Y de hecho, creo que lo era de verdad.
Pero, ¿sabes qué? Me parecía aburrido, repetitivo y que en realidad no aportaba nada a mi lista que no pudieran encontrar ya en mi proyecto.
Me estaba desmotivando porque pensaba que lo podía hacer mucho mejor. Así qeu decidí darle una vuelta a la estrategia.
En lugar de mandar emails muy completos a la semana, enviaría otros más cortos de lunes a viernes.
Cada uno está redactado con un pequeño secreto, confesión o reflexión sobre copywriting que está relacionada con algún aspecto que he vivido recientemente.
Me permite adaptar mi vida a ese mensaje y enviar una especie de carta a un amigo de toda la vida.
La respuesta de mi base de datos fue increíble.
¿Cómo son los emails que envío de lunes a viernes?
Son emails planos. Solo tienen texto, alguna negrita y los enlaces que puedan ser interesantes para cualquier persona que quiera aprender un poco más.
En ellos he prescindido de imágenes o grandes titulares. De hecho, he dejado a un lado hasta el lenguaje más grandilocuente y persuasivo para centrarme en escribir una carta a un buen amigo.
Y aunque te parezca extraño, la respuesta ha sido muy positiva y quiero explicarte por qué ha pasado esto.
¿Cuál es el problema de los emails habituales?
Aunque no sea nuestra intención a la hora de redactarlos, los emails que suelen llevar tienen un gran tufo a comercial.
Y no porque su objetivo sea el de vender, sino porque la estructura se comparte con aquellos que sí que la tienen.
Imágenes bonitas, grandes titulares… todo parece orientado a la persuasión.
El usuario ha desarrollado ya un gran rechazo a este tipo de mensajes en los que huele el aroma a que le van a vender algo.
Y si esta es la relación que tú quieres con tus clientes, adelante. Sin embargo, si estás trabajando tu marca personal o profesional es mucho más interesante construir una más cercana, que vaya más allá de vender.
La magia de los emails planos está a tu alcance
Cuando recibes un email plano tienes la sensación de leer la carta de un amigo. Esa sensación es imbatible a la hora de conectar con alguien.
Parece que te ha llegado un sobre, lo has abierto y tienes noticias de esa persona de la que llevabas tanto tiempo sin saber nada.
Sonríes. Lo lees con calma. Con ese lenguaje natural de quien se conoce toda la vida y te animas a responder.
Si el copywriting son emociones, con esta estrategia estarás conectando mucho mejor con las de tu cliente.
¿Por qué funcionan estos emails?
Es todo una cuestión de confianza y la sensación que transmites.
Habrá personas que se vayan de tu lista cuando empieces a mandar un email diario —a mí se me ha ido una persona en poco más de 2 meses—, pero los que se queden lo valorarán mucho.
Empezarán a contar con tu correo cada día y sentirán que cada vez están más cerca de ti.
Esta relación de confianzas se convertirá en ventas. Cuando tengan que elegir a un copywriter al que contratar, siempre te elegirán a ti.
Te conocen, confian en ti. Te ven transparente.
Las 5 claves para pasar a la acción con esta estrategia
- Los emails planos te ayudarán a conectar con tu cliente.
- El correo electrónico cargado de imágenes desprende un tufo comercial.
- Las sensaciones importan. Es como recibir la carta de un viejo amigo.
- Combínalo con un lenguaje natural para maximizar tus resultados.
- Acostúmbrate a abrirte en este tipo de correos.
Pruébalo. ¿Qué pierdes? Igual te sorprende y todo. Dale una oportunidad a esta forma de trabajar el email marketing y si es para ti.
Por cierto, para mí sería un placer que te apuntaras a mi lista de correo. Solo tienes que dejarme tu nombre y tu email y cada día recibirás uno de estos secretos sobre copywriting en forma de carta de un antiguo amigo.