Cada miércoles, una sesión de concepto para una escuela de negocios.
Desde hace meses, dedico parte de mi tiempo a escuchar y aconsejar según mi experiencia.
Y después de tantas sesiones, he aprendido que lo principal para que estas funcionen es escuchar.
Así de sencillo.
(O así de complicado).
Aunque en un principio me contrataron para una hora, rápidamente pedí que me ampliaran el tiempo.
No cobro más por esa hora adicional, pero sé que tendrá mucho más valor en la persona que está delante.
(Ni te cuento cuánto).
Escucho.
Tomo notas.
Propongo.
Y, sobre todo, ofrezco que me sigan contando después de ese día qué tal avanzan, para ver de verdad cómo llegan los resultados.
¿Sabes qué?
Se ha convertido en uno de los momentos que más disfruto de todas las semanas, pues, de alguna manera, tener la sensación de acompañar en la creación desde cero es algo mágico.
Como copies, a veces perdemos de vista estos cimientos y, entre tú y yo, creo que carece de sentido.
Nos contratan para vender, nos ponemos con el mensaje y dejamos de lado la oferta.
¿Qué sentido tiene esto?
Ninguno.
Aunque durante años parece que la manera de entender el copy ha sido esta, estoy seguro de que lo que funcionará en 2023 y adelante es convertirte en un profesional transversal que pueda aportar mucho más.
Si vas por ese camino, ganas. Si vas por otro, pierdes.
